viernes, 26 de julio de 2024

26 DE JULIO DE 1872 - ES ASESINADO EL PRESIDENTE JOSÉ BALTA

 

26 de julio de 1872 fue asesinado el Presidente José Balta, en el Cuartel San Francisco, donde se encontraba detenido, luego de ocurrido el golpe militar, a cargo de los hermanos Gutiérrez, el 22 de julio, cuando faltaban diez días, de que tome el poder, Manuel Pardo, quién se convertiría en el primer Presidente civil de nuestra historia.

Los hermanos Gutiérrez, los cuatro eran Coroneles del Ejército, Tomás, era Ministro de Guerra de Balta, y sus hermanos Silvestre, Marceliano y Marcelino, eran jefes de diversos batallones del ejército.

Entre las causas del golpe, se menciona que fueron entre otras, la preocupación por la ascensión del primer gobierno civil,  lo que inquietó a muchos militares, que creyeron perder los privilegios que hasta entonces habían disfrutado en la República, entre los que estaban los hermanos Gutiérrez; sin embargo, también se sabía de los actos de corrupción del gobierno, a consecuencia de los acuerdos con Dreyfus por la explotación del guano y de las obras públicas efectudas con Meiggs. Así mismo, por  la reducción del ejército que  había comenzado desde el gobierno de Mariano Ignacio Prado y que continuó durante la administración de José Balta.

El mencionado día 22 de julio, los hermanos Gutiérrez declararon la destitución del presidente Balta y proclamaron a Tomás Gutiérrez como General del Ejército y Jefe Supremo de la República.

Tomás Gutiérrez solicitó la subordinación de las Fuerzas Armadas y, especialmente, de la Marina de Guerra, pero esta se mantuvo fiel a la Constitución, suscribiendo un manifiesto a la Nación, en la que tuvieron activa participación, Miguel Grau y Aurelio García y García, dos de los marinos más influyentes de la época, en el que se hizo explícita la decisión de la Armada de  no apoyar al gobierno de facto, sumado a que otras unidades del Ejército se mantuvieron leales al orden constitucional.

En esa ocasión, desde el Monitor "Huáscar", Miguel Grau escribió su célebre frase, en defensa del orden constitucional, indicando:“No reconozco otro caudillo que la Constitución”. 

El pueblo limeño también mostró su desacuerdo con el motín militar. Aunque en un inicio los pobladores no intervinieron, con el correr de las horas empezaron a salir a las calles grupos de manifestantes. En el Callao estalló también la revuelta contra los Gutiérrez y hacia allí se dirigió Silvestre para imponer el orden, lo que logró, sin esfuerzo.

En la mañana del 26 de julio, Silvestre volvió a Lima en el tren de pasajeros y se dirigió a Palacio para entrevistarse con su hermano, y después del mediodía, cuando se encontraba por el Jirón de la Unión, se encontró con un grupo de ciudadanos que estaban dando  vivas a Manuel Pardo y al oírlos Silvestre, bajó del coche produciéndose  luego un  tiroteo de varios minutos, en el que Silvestre fue muerto. La muchedumbre se lanzó sobre él y lo despojó de sus vestiduras, dejando abandonado el cadáver, que fue conducido después por un extranjero anónimo a la Iglesia de los Huérfanos.

Al enterarse Tomás de la muerte de su hermano Silvestre, mandó a llamar a su hermano Marceliano quién se encontraba en el cuartel San Francisco, acudiendo a Palacio de Gobierno, y luego el Presidente Balta fue asesinado, indicando los autores, que cumplieron ordenes de Marceliano Gutiérrez.



Conocido el asesinato de Balta, se produjeron desbordes populares, que terminaron con la cruel muerte de Tomás Gutiérrez, en tanto que Marceliano, que había regresado al Callao, también resultó muerto.

Luego los cadáveres fueron colgados en la Catedral y posteriormente quemados, en donde también llevaron el cadáver de Silvestre.

Marcelino, el único hermano sobreviviente, huyó al Callao, pero al cabo de unos días fue detenido, conducido a Lima y sometido a juicio.

Mediante una ley de amnistía fue dejado libre ocho meses después. No se le halló responsabilidad en el asesinato del presidente Balta.



Marcelino retornó al valle de Majes a trabajar la tierra. 

En 1880, participó en la guerra del Pacífico, se le ordenó organizar en Arequipa el batallón «Legión Peruana», cuya jefatura asumió hasta el mes de julio de ese año.

Tras los penosos sucesos ocurridos en Lima, el candidato electo Manuel Pardo retornó a la ciudad, siendo recibido triunfalmente en el Callao. Se trasladó a Lima, donde ante una muchedumbre impresionante, pronunció un discurso que comenzó con estas palabras:

“¡Pueblo de Lima! Habéis realizado una obra terrible pero una obra de justicia”.

Interinamente, se encargó del poder el primer vicepresidente Mariano Herencia Zevallos, con la misión de culminar el periodo de Balta. 

Días después, Manuel Pardo juró como presidente de la República, el 2 de agosto de 1872.

En la 1era imagen, retrato del Presidente Balta y un grabado de su asesinato.

En la 2da imagen, retratos de los hermanos Gutiérrez y grabados de como terminaron.

Fuente: La Revolución de Lima – Héctor Varela 

 Fuente imágenes:

-Ilustración Pontificia Universidad Católica del Perú.

-La Revolución de Lima – Héctor Varela

(Juan Carlos Saldaña Salmón)

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