Cerramos el mes de mayo, hace unos días, recordábamos, que el 21 de mayo de 1879, sucedió el combate de Iquique entre naves de las fuerzas navales de Perú y Chile, como es de dominio público, en esa acción, el Monitor Huáscar hundió a la corbeta chilena Esmeralda, falleciendo su capitán Arturo Prat y otros marinos, en tanto que, en la tripulación peruana, murió el Teniente Jorge Velarde.
Con el
hundimiento de la nave enemiga, 62 de sus tripulantes quedaron en el mar con
riesgo de morir ahogados, lo que no sucedió, al ordenar el Capitán del Huáscar,
Don Miguel Grau Seminario, el rescate de los náufragos, hermosa acción de humanidad
que evidenció la grandeza moral de Miguel Grau y ejecutada ejemplarmente por la
tripulación que estaba a su cargo. Posterior a esa acción, Grau tuvo la hidalguía, de devolver
a la viuda del Capitán Prat, las pertenencias personales de su esposo,
renunciando así, a prendas que cualquier militar, las hubiese podido retener como
trofeos de guerra
Por estos, y otros hechos que
realizó Miguel Grau durante el conflicto, trató de humanizar la guerra, por
ello recibió el título de “Caballero de los mares”, y la definición que hizo el
historiador Jorge Basadre, del peruano del milenio, resume lo que fue Miguel
Grau, al decir: “Así como del carbón sale el diamante, así de la negrura
de esta guerra sale Grau”.
El siguiente
relato, poco conocido, no hace sino confirmar la grandeza que tuvo nuestro Gran
Almirante Miguel Grau, por eso su imagen perdura a través de nuestra historia.
En el siguiente
texto, se nombran a los participantes del relato, y al final del texto aparecen
los créditos y la fuente de donde se obtuvo la información.
¿Cómo era Grau, abuelo?
El caso del
poco conocido episodio que nos relata don Carlos F. Belevan Mesinas y que llega
a él desde un testigo presencial del suceso, el teniente primero Diego Ferré
Sosa, a través de su abuelo el capitán de fragata asimilado don Rubén Belevan
Ruiz de Castilla.
Cuenta el
episodio que, al salir de misa y como consecuencia de la pregunta ¿Cómo era
Grau, abuelo?, este respondió:
"Después
del hundimiento de la "Esmeralda" y el rescate de 62 de los
náufragos, los que se encontraban a bordo del "Huáscar", Grau y
algunos oficiales, entre los que se encontraba Diego Ferré, recorrieron el
buque para conocer los daños sufridos en el combate. Al regreso de la toldilla,
Grau observó a un marinero chileno de unos cincuenta años, que por las manchas
de carbón debía ser fogonero, que lloraba quedamente. Grau se acercó y trató de
calmar y consolar al hombre por la pérdida de sus compañeros y su nave,
dirigiéndole animosas palabras, a lo que el chileno respondió "que no
lloraba por la pérdida de sus compañeros y su nave, sino por la pérdida de
todas sus pertenencias, entre las que se hallaban los ahorros de dos años de
trabajo con los que iba a costear los estudios de su única nieta huérfana de
padres". Grau lo mira, le palmotea el hombro y continúa su inspección,
ordenándole a su ayudante, al que apartó a un lado, que llevase al lloroso
prisionero a su cámara.
"Hízolo
así Ferré, y ya en la cámara, Grau sacó de una cajita de madera de su cómoda
veinte soles de plata, y entregándoselos al marinero chileno le dijo:
"Lamento en el alma el daño que le he causado, le ruego me disculpe y
acepte este dinero, esperando que él contribuya a la educación de su
nieta". "El chileno mirando a Grau, recibió el dinero y le contestó:
"Gracias señor, no me explico cómo en el Perú pueden enviar a la guerra a
un hombre como Ud.", y salió a cubierta. "Ferré vio enrojecer a Grau,
y cuando volteó la cara hacia él, este le dijo: "Señor Ferré, le prohíbo
terminantemente que divulgue o comente lo que acaba de ver y oír acá". -
Ahora, hijo, ya sabes cómo era Grau".
Diego Ferré
Sosa, ayudante de Miguel Grau, y Rubén Belevan Ruiz de Castilla, fueron marinos
lambayecanos, el primero contó lo sucedido a su paisano, cuando el Huáscar
estuvo en el Callao, luego del combate de Iquique, incumpliendo Ferré, felizmente,
lo que le prohibió Miguel Grau.
Fuente:
Tomado del artículo
“Pinceladas de un héroe”
Autor, Contralmirante
José García Valdivieso
Revista del Instituto
de Estudios Históricos –Marítimos del Perú # 30 – 2011
Páginas 55 y 56.
El artículo original
fue publicado en la Revista de Marina, en el número
correspondiente a
setiembre-octubre del año 1988
Fuente imagen: Eugenio Courret