TENIENTE AUGUSTO BOLOGNESI MEDRANO
27 de Enero de 1881, fallece el menor de los hijos del héroe de Arica, el Teniente Augusto Bolognesi Medrano, a consecuencia de las heridas que tuvo en la defensa de Lima, tenía la tierna edad de 17 años.
Ismael Portal, amigo desde la adolescencia de los hermanos Bolognesi, escribió la obra “Bolognesi y sus hijos”, en donde narra hechos históricos y personales, en base a su relación con Enrique y Augusto, entre ellas, cuando siendo estudiante y compañero de los Bolognesi, cuenta como conoció al bravo militar, en 1877:
“Era una casa pequeña, antigua y de un solo piso.
En el patio veíanse algunas plantas, y hacia la izquierda, en una ventana de la sala, un anciano de fisonomía severa, de cutis blanco y algo terso aún, barba conocida vulgarmente por la palabra "candado" y cubierta la cabeza por un gorro de terciopelo azul con bordados de oro y coposa borla de seda pendiente a un lado.
Este caballero leía con interés en un voluminoso libro.
Mi juvenil sorpresa ante aquella respetable persona, de imponente aspecto, fué notable. Y como tratase yo de colocarme en la acera de tal modo que no fuera visto por ese señor, mi amigo me cogió por un brazo exigiéndome que entrara a conocer a su padre ....
Quedé contenido así por un instante en el mismo
centro de la puerta de calle, cuando escucho avergonzado una voz clara y vigorosa que me dice: ¿cómo es esto, niño; ¿le tienes miedo a un hombre?
No quedaba otro camino que el que me conducía a la presencia de ese bravo militar, y lo seguí, sin demora, guiado cariñosamente por mi amigo Enrique.
El coronel Bolognesi me tendió la mano, inspirándome confianza y no sin reprocharme nuevamente que me causara susto un hombre, cualquiera que fuese.
¡Quien le hubiera dicho a ese coloso de la guerra del Pacífico y de todas las guerras del planeta, que ese niño tímido le habría de sobrevivir cuarenta años para ofrecerle pública expresión de gratitud por esa primera lección de carácter que en aquel momento le diera!.
Me hizo algunas preguntas acerca de mis estudios, y me manifestó su satisfacción por la amistad que me ligaba a sus hijos. Y me retiré felicísimo …”
Esa amistad formada en las aulas escolares, le permitió a Ismael Portal ser testigo presencial de los últimos momentos de vida, tanto de Enrique como de Augusto, que fueron llevados heridos, a la casa de su tío, el Coronel Mariano Bolognesi.
4 días antes, había expirado su hermano Enrique, y Portal nos cuenta en su obra, lo que sucedía con Augusto, que había sido conducido desde el campo de batalla, con siete heridas.
“…En la habitación de Augusto ocurría también otro lance igualmente desgarrador.
Comprendió el joven artillero
que los soldados que en aquel instante pasaban no podían ser sino enemigos, y arrojándose de la cama, pretendió salir- ¡Carguen! ¡Fuego! ¡A la bayoneta! —gritaba con estentórea voz y ademanes propios de una persona que va galopando a bestia.
Había perdido la razón! ....
La gravedad continuaba, y los médicos que tan asidua y esmeradamente lo asistían indicaron a la familia, apenas conseguido el alivio del cerebro, que le consultaran sí deseaba recibir auxilios espirituales.
Afirmativa, como fué, la respuesta, llamóse al religioso descalzo Padre Lucas Garteiz, que tres días antes había confesado a Enrique, y el sacramento se llevó a cabo sin el menor inconveniente.
Pero, faltaba aún para este héroe y mártir de la patria, el último y más amargo trance de su vía crucis.
La autoridad chilena tenía dispuesto que cuando se pidiera el Viático a la respectiva parroquia, se diese por el párroco oportuna noticia de ello a la policía, con el objeto de enviar cuatro gendarmes al mando de un oficial, para que escoltasen el pálio .
Dos horas después de la confesión, el Santísimo con sus cuatro pacos y el oficial, presentóse delante del lecho, y, como suele suceder en casos de la especie, el sacerdote al tomar la forma en la mano, pregunto al agonizante:
- ¿Ha perdonado usted de todo corazón a sus enemigos ?.....
Augusto le ha clavado reciamente la mirada al oficial y calla .......
El sacerdote insiste: -le he preguntado a usted si perdona de todo corazón a sus enemigos ...
Ante el profundo silencio que reina en la habitación y la resistencia del moribundo a dar una respuesta, el oficial se retira discretamente.
Vuelve entonces a oírse la voz solemne del cura:
-Si hasta Dios en la tierra perdonó a sus enemigos ¿será posible que usted no los perdone?. Se lo pregunto, pues, por última vez …
El bravo y patriota hijo de don Francisco Bolognesi clavó los ojos al cielo, y llevándose la mano al pecho como para arrancarse el alma, contestó con edificante resignación: -¡Sí! .....
Y al siguiente día, 27, se marchó del mundo, dejando en la historia de su patria una página de oro que debe ser leída por nuestra juventud como enseñanza y ejemplo para el futuro nacional”.
(Juan Carlos Saldaña Salmón)
Fuente:
- “ Bolognesi y sus hijos” – Lima, 1917 - Ismael Portal.
Imagen, tomada del libro indicado