viernes, 9 de agosto de 2024

9 DE AGOSTO DE 1914 - FALLECE GENERAL ROQUE SÁENZ PEÑA PRESIDENTE DE ARGENTINA

 EL ENCUENTRO DE DOS HEROES


9 de agosto de 1914 falleció Roque Sáenz Peña, Presidente de la República Argentina.


Años antes en 1879 cuando Chile le declaró la guerra al Perú, un joven Roque Sáenz Peña con 28 años, tomó la decisión de luchar por nuestra causa y se incorporó al ejército del Perú con el grado de Teniente Coronel y participó en la campaña del sur, combatiendo en las batallas de Tarapacá y Arica.


Roque Sáenz Peña, formó parte de los jefes y oficiales que siguiendo la promesa del Coronel Francisco Bolognesi, rechazaron la rendición que les ofreció el emisario del ejército chileno y cumplieron con pelear hasta quemar el último cartucho.


Fue testigo de los instantes finales de la vida del héroe de Arica, quien murió peleando hasta quemar el último cartucho.


Sáenz Peña fue herido, hecho prisionero y enviado al sur de Chile y luego de 6 meses de cautiverio fue liberado y regresó a su país, donde se reintegró a la vida política.


Años después, al recibir las medallas que el congreso otorgó en 1905 a los sobrevivientes de las batallas de Tarapacá y Arica, Sáenz Peña agradeció el homenaje pronunciando estas palabras:


“Ofrecí al Perú lo único que tenía, mi caballo, mi espada y mi vida. El caballo me lo mataron en la refriega; la espada se desprendió́ de mi brazo con la herida final; y mi vida… Mi vida, no la quiso el Perú́, me la devolvió́ en Arica, o por orgullo nacional, porque quería que solo sangre peruana regara el morro, o porque pensó́, que era necesario que quedara en pie, un testigo imparcial del heroísmo de sus hijos.”.


Meses después, en noviembre de 1905, se inauguró en Lima el monumento a Bolognesi, el gobierno peruano lo invitó a tan magna ceremonia y le confirió el grado de General del ejército del Perú y comandó las tropas que participaron en la ceremonia.


Su carrera política en Argentina, siguió en ascenso y en 1910 fue elegido Presidente de la República. Fallece cuando le faltaban 2 años para terminar su mandato, a la edad de 63 años. 


Volvamos al año 1879, a inicios del mes de abril, Chile declara la guerra al Perú y se inician los aprestos para iniciar la campaña marítima. El Monitor Huáscar comandado por el entonces Capitán Miguel Grau, recibe dentro de su dotación a un grupo de jóvenes Guardiamarinas, dentro de los cuales estaba un joven de 17 años, llamado Manuel Elías Bonnemaison, quién se unió a la dotación, y participó en todas las acciones del glorioso Monitor, estando presente en el combate de Angamos donde Miguel Grau partió a la eternidad.



Luego de Angamos, el joven Elías Bonnemaison permaneció prisionero en Chile y unos meses después fue liberado en canje con los prisioneros de la Esmeralda, reincorporándose al servicio activo y llegó a participar en la defensa de Lima en la batalla de Miraflores.


Terminada la guerra, luego de unos años, Manuel Elías Bonnemaison se incorporó al servicio diplomático y en 1904 fue designado Cónsul del Perú en Argentina, lugar donde se encontraron los 2 héroes, donde departieron en muchas oportunidades.


La última vez, fue en la lamentable circunstancia del fallecimiento del Patricio argentino. El día de las exequias del Presidente argentino y héroe de Arica, le correspondió a Manuel Elías Bonnemaison, ser el encargado de rendir el postrero homenaje de agradecimiento a Roque Sáenz Peña, a nombre del pueblo y gobierno del Perú, pronunciando el siguiente discurso:


Discurso de S.S.D. Manuel Elías Bonnemaison

Encargado de Negocios de la República del Perú


Excmo. Señor Presidente:

Señores:

Traigo a este lugar de eterna despedida el profundo dolor y la inmensa gratitud del gobierno y pueblo peruanos, que hoy llora con vosotros ante esta tumba abierta, la irreparable pérdida de un ciudadano ilustre, cuya alma grande y poderoso cerebro supieron conquistar en todo campo de acción humana una culminación envidiable por la irradiación brillante de su espíritu.


Su obra múltiple y fecunda queda registrada ante la historia, para enseñanza de las generaciones venideras, como ejemplo singular de un eclecticismo portentoso, que lo habilita para tratar todos los temas con una profundidad y percepción verdaderamente geniales.

Así, fue estadista, literato, orador, financista, diplomático, militar, político, y, en todo sobresaliente, diríase que al conjuro evocador de su genio brotaban los conceptos con percepción tan clara que, no se sabría qué admirar más, si la profundidad del pensamiento, la galanura de la frase o la concepción de la idea.


Su pluma era como el arado, que al revolver la simiente hacia germinar las ideas en concepciones magnificas, generosas, altruistas y elevadas, infundiendo en el ánimo la impresión de su potente intelectualidad y la sinceridad de sus propósitos; pero ¿Cómo seguir en su brillante trayectoria a ese astro de primera magnitud en el escenario del mundo? Y digo el mundo, porque no hubo parte del planeta en donde actuara que no dejara tras de sí su luminosa huella, poniendo en todos sus actos un sello incontestable de saber y de grandeza.


El Perú en este día está de duelo, su dolor es inmenso. Su ejército ha perdido también una de sus más preclaras glorias; pero el nombre de Roque Sáenz Peña, que era hace tiempo símbolo de abnegación, valor y patriotismo, será con el de San Martín, y esa pléyade de héroes que asombraron al mundo en la epopeya de nuestra independencia patria, una evocación gloriosa que sintetice las grandes virtudes ciudadanas.


Hoy forma también nuestro ejército en doble fila y con las armas a la funerala, para rendirle honores a su heroico General, y estoy seguro que, puesto el pensamiento en la grandeza de su héroe, ha de sentir por igual al dolor y la admiración más profundos.


Esa corona que deposito en vuestra tumba en nombre del ejército del Perú es apenas una manifestación simbólica del amor que os profesa; más duradera que ella serán los sentimientos de admiración, respeto y gratitud que se guardarán eternamente.


General Sáenz Peña: recibid el último adiós de la nación peruana, consternada de pesar y agradecida, y recibidle también de vuestros compañeros de armas; las manos de los que os han precedido en el camino de la gloria os esperan, con Grau y Bolognesi de pie, allá, en el templo de la inmortalidad. (1)


La muerte de Sáenz Peña, fue profundamente sentida en el Perú, el Presidente Benavides, envío al Vicepresidente argentino las condolencias a nombre del pueblo y gobierno del Perú, y se dispuso duelo nacional en el país y se le rindió a la memoria de Sáenz Peña, solemnes honras fúnebres de Presidente de la República, que se celebraron el 11 de agosto en la Iglesia de la Merced, con asistencia del Presidente y de las principales autoridades del país, y con formación de las unidades del Ejército y la Armada, que despidieron al héroe de Arica.


Manuel Elías Bonnemaison siguió por varios años en el servicio diplomático, siendo luego Ministro plenipotenciario en Bolivia, China y Japón y posteriormente cónsul del Perú en Nueva Orleans.


Manuel Elías Bonnemaison ostentaba el grado de Alférez de Fragata y en octubre de 1960, el gobierno le confirió el grado de Contralmirante de la Armada Nacional, como homenaje al ser el último sobreviviente del Huáscar del Combate de Angamos. Meses después, el 17 de febrero de 1961, falleció a los 99 años.


(Juan Carlos Saldaña Salmón)


Fuente

(1) Dr. Roque Sáenz Peña – In Memoriam – Buenos Aires – 1916


Fuente imágenes

-Roque Sáenz Peña - La Epopeya del Morro de Arica -Comisión Permanente de Historia del Ejército.

-Manuel Elías Bonnemaison - Archivo documental de la Marina de Guerra del Perú.

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