miércoles, 31 de mayo de 2023

¿CÓMO ERA GRAU, ABUELO?

 

 Cerramos el mes de mayo, hace unos días, recordábamos, que el 21 de mayo de 1879, sucedió el combate de Iquique entre naves de las fuerzas navales de Perú y Chile, como es de dominio público, en esa acción, el Monitor Huáscar hundió a la corbeta chilena Esmeralda, falleciendo su capitán Arturo Prat y otros marinos, en tanto que, en la tripulación peruana, murió el Teniente Jorge Velarde.

Con el hundimiento de la nave enemiga, 62 de sus tripulantes quedaron en el mar con riesgo de morir ahogados, lo que no sucedió, al ordenar el Capitán del Huáscar, Don Miguel Grau Seminario, el rescate de los náufragos, hermosa acción de humanidad que evidenció la grandeza moral de Miguel Grau y ejecutada ejemplarmente por la tripulación que estaba a su cargo. Posterior a esa acción, Grau tuvo la hidalguía, de devolver a la viuda del Capitán Prat, las pertenencias personales de su esposo, renunciando así, a prendas que cualquier militar, las hubiese podido retener como trofeos de guerra

Por estos, y otros hechos que realizó Miguel Grau durante el conflicto, trató de humanizar la guerra, por ello recibió el título de “Caballero de los mares”, y la definición que hizo el historiador Jorge Basadre, del peruano del milenio, resume lo que fue Miguel Grau, al decir: “Así como del carbón sale el diamante, así de la negrura de esta guerra sale Grau”.

El siguiente relato, poco conocido, no hace sino confirmar la grandeza que tuvo nuestro Gran Almirante Miguel Grau, por eso su imagen perdura a través de nuestra historia.

En el siguiente texto, se nombran a los participantes del relato, y al final del texto aparecen los créditos y la fuente de donde se obtuvo la información.

 

¿Cómo era Grau, abuelo?

El caso del poco conocido episodio que nos relata don Carlos F. Belevan Mesinas y que llega a él desde un testigo presencial del suceso, el teniente primero Diego Ferré Sosa, a través de su abuelo el capitán de fragata asimilado don Rubén Belevan Ruiz de Castilla.

Cuenta el episodio que, al salir de misa y como consecuencia de la pregunta ¿Cómo era Grau, abuelo?, este respondió:

"Después del hundimiento de la "Esmeralda" y el rescate de 62 de los náufragos, los que se encontraban a bordo del "Huáscar", Grau y algunos oficiales, entre los que se encontraba Diego Ferré, recorrieron el buque para conocer los daños sufridos en el combate. Al regreso de la toldilla, Grau observó a un marinero chileno de unos cincuenta años, que por las manchas de carbón debía ser fogonero, que lloraba quedamente. Grau se acercó y trató de calmar y consolar al hombre por la pérdida de sus compañeros y su nave, dirigiéndole animosas palabras, a lo que el chileno respondió "que no lloraba por la pérdida de sus compañeros y su nave, sino por la pérdida de todas sus pertenencias, entre las que se hallaban los ahorros de dos años de trabajo con los que iba a costear los estudios de su única nieta huérfana de padres". Grau lo mira, le palmotea el hombro y continúa su inspección, ordenándole a su ayudante, al que apartó a un lado, que llevase al lloroso prisionero a su cámara.

"Hízolo así Ferré, y ya en la cámara, Grau sacó de una cajita de madera de su cómoda veinte soles de plata, y entregándoselos al marinero chileno le dijo: "Lamento en el alma el daño que le he causado, le ruego me disculpe y acepte este dinero, esperando que él contribuya a la educación de su nieta". "El chileno mirando a Grau, recibió el dinero y le contestó: "Gracias señor, no me explico cómo en el Perú pueden enviar a la guerra a un hombre como Ud.", y salió a cubierta. "Ferré vio enrojecer a Grau, y cuando volteó la cara hacia él, este le dijo: "Señor Ferré, le prohíbo terminantemente que divulgue o comente lo que acaba de ver y oír acá". - Ahora, hijo, ya sabes cómo era Grau".

Diego Ferré Sosa, ayudante de Miguel Grau, y Rubén Belevan Ruiz de Castilla, fueron marinos lambayecanos, el primero contó lo sucedido a su paisano, cuando el Huáscar estuvo en el Callao, luego del combate de Iquique, incumpliendo Ferré, felizmente, lo que le prohibió Miguel Grau.

Fuente:

Tomado del artículo “Pinceladas de un héroe”

Autor, Contralmirante José García Valdivieso

Revista del Instituto de Estudios Históricos –Marítimos del Perú # 30 – 2011

Páginas 55 y 56.


El artículo original fue publicado en la Revista de Marina, en el número

correspondiente a setiembre-octubre del año 1988 

Fuente imagen: Eugenio Courret




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