viernes, 6 de octubre de 2023

6 DE OCTUBRE 1919 - FALLECE RICARDO PALMA

 RICARDO PALMA

6 de octubre 1919, falleció nuestro laureado escritor Ricardo Palma, quién tuvo una vida dedicada al servicio del Perú en diversas facetas.

En 1853, a la edad de 20 años, ingresó a la Armada, como oficial tercero, sirviendo en diversas unidades de nuestra marina, y en 1855 cuando se encontraba en el transporte Rímac, estuvo a punto de morir a consecuencia del naufragio de la nave, y en donde tuvo una gran participación en el rescate de náufragos, así como de poner a salvo, importantes libros de documentación de la marina.

Años después, en 1859, tomó parte en el desembarco de Guayaquil, durante el conflicto con Ecuador.

En 1866, participó en el combate del 2 de mayo, siendo asistente de José Gálvez y salvó de morir al salir minutos antes de la explosión de la Torre de La Merced, para cumplir con la orden que le dio Gálvez, de enviar un telegrama a Lima.

Luego en la guerra con Chile, estuvo en la defensa de Lima. En aquel tiempo era sub director de la Biblioteca Nacional y protestó ante el jefe de la ocupación, Patricio Lynch, por los abusos que se cometían contra la biblioteca, siendo tomado prisionero.

Al finalizar la guerra se le encarga la dirección de la biblioteca y empieza la dura reconstrucción, razón por lo cual fue conocido como " el bibliotecario mendigo".

Recordar la vida de Ricardo Palma en un solo post, es una ardua tarea, sin embargo me quedo con la rectificación que le hizo al Coronel chileno Juan de la Cruz Salvo, cuando en 1885, escribió un artículo sobre Bolognesi y la gesta de Arica, el cual fue reproducido por varios diarios de Sud América, entre ellos El Mercurio de Valparaíso, lo que originó que el Coronel Salvo (Mayor en el año 1880) publicará un artículo negando que Francisco Bolognesi haya pronunciado la histórica frase " Quemaré hasta el último cartucho", afirmando que la frase era producto de la imaginación de nuestro laureado escritor.

La respuesta de Palma, no se hizo esperar y publicó un artículo denominado "RESPUESTA A UNA RECTIFICACION", que lo transcribo textualmente a continuación:

“El señor coronel del ejército chileno, don J. de la Cruz Salvo, ha tenido a bien publicar en el Mercurio, de Valparaíso, un artículo rectificatorio del que escribí en el folleto que el 28 de julio dio a luz la Sociedad Administradora de la Exposición. Estimando los corteses elogios con que me favorece el señor Salvo, paso a contestarle, sin propósito, se entiende, de sostener polémica, que para ella ni las múltiples atenciones que el servicio de la Biblioteca Nacional me impone ni lo decaído de mi salud me dejan campo.

Entre la narración que hace el señor Salvo de la conferencia de Arica y la que yo hice, no hay otra diferencia sino la que aquella es larga y minuciosa y la mía lacónica o sintética, como cuadraba a la índole literaria de mi trabajo. No veo, pues, el objeto de la rectificación en esa parte. Con distintas palabras, en el fondo, el señor Salvo y yo hemos escrito lo mismo.

Pasemos al único punto serio.

Niega el señor Salvo que en la respuesta dada por el coronel Bolognesi al jede parlamentario hubiera habido la frase quemaré hasta el último cartucho. Muertos en el combate casi todos los jefes peruanos que asistieron a la junta de guerra, con excepción de los comandantes Roque Sáenz Peña, Marcelino Varela y Manuel C. de la Torre, apelo al testimonio de estos. El comandante Roque Sáenz Peña la ha consignado en el brillante artículo que hace poco publicó en Buenos Aires.

Por el mes de junio de 1880, toda la prensa del Perú y de Chile se ocupó de la histórica frase. Recientes estaban los hechos, y aquella era la oportunidad en que el señor Salvo, tan celoso hoy, a los cinco años de la conferencia, por salvar la verdad histórica, debió haber escrito la rectificación que mi pobre artículo le ha inspirado.

En cuanto al calificativo de vulgares, que el señor coronel Salvo da a las palabras del inmortal batallador del Morro de Arica, permítame que le niegue competencia para tan decisivo fallo. Así como las obras del espíritu se juzgan sólo con el espíritu, así los arranques del patriotismo se aprecian con el corazón y no con la cabeza, se sienten y no se discuten. En la proclama de Nelson en Trafalgar, “la Inglaterra espera que todo buen inglés cumplirá con su deber”, no puede caber más llaneza. El famoso Ou ´il mourütil, de Corneille en los Horacios, es una exclamación de encantadora sencillez. En un soldado de la educación de Bolognesi nada más natural y espontaneo que su respuesta; Quemaré hasta el último cartucho.

Y a propósito, y por vía de ampliación, quiero terminar refrescando la memoria del señor coronel Salvo con la copia de unas pocas líneas de la página 1125, tomo III, de la Historia de la Guerra del Pacifico, por Benjamín Vicuña Mackenna, volumen impreso en Chile a fines de 1881.

Dice el historiador chileno: “Llegado el parlamentario a la presencia del jefe de la plaza, la conferencia fue breve, digna y casi solemne de una y otra parte. Entablase el siguiente dialogo, que conservamos en el papel desde una época muy inmediata a su verificación, y que, por esto mismo, fielmente copiamos; Lo oigo a usted, señor – dijo Bolognesi con voz completamente tranquila -.

Señor – contestó Salvo -, el general en jefe del ejército de Chile, deseando de evitar derramamiento inútil de sangre, después de vencido en Tacna el grueso del ejercito aliado, me envía a pedir la rendición de esta plaza, cuyos recursos en hombres, víveres y municiones conoce.

Tengo deberes sagrados y los cumpliré quemando el último cartucho. – Entonces está cumplida mi misión – dijo el parlamentario levantándose, etc., etc.,”.

En la página 1127 pone el señor Vicuña Mackenna una nota que a la letra dice;

“La intimación de Arica me fue referida por el mayor Salvo a los pocos días de su llegada a Santiago, en junio de 1880, conduciendo en el Itata a los prisioneros de Tacna y del Morro, y la hemos conservado con la fidelidad de un calco”.

Ya verá el señor coronel Salvo que yo no he escrito un romance ni dado pábulo a mi fecunda imaginación, como tiene la amabilidad de afirmarlo en su artículo rectificatorio. Si Bolognesi no pronunció la vulgaridad de quemaré el último cartucho, en tal caso, ateniéndonos a Vicuña Mackenna y desdeñando otros informes y documentos oficiales sería el mismo coronel Salvo, y no yo, el inventor de esa (para mí y para el sentimiento patriótico de los peruanos) bellísima y épica vulgaridad.

Ricardo Palma

Lima, septiembre 18 de 1885.”

Con la rectificación que hizo Don Ricardo Palma al coronel Salvo, puso de manifiesto lo cierto de la popular frase que dice, “Para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado”.

Fuente; Tradiciones Peruanas Ricardo Palma, páginas 1155 y 1156

Fuente imágenes, Internet

(Juan Carlos Saldaña Salmón)




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